Ronin 3--La lanza by Jesper Nicolaj Christiansen

autor:Jesper Nicolaj Christiansen [Jesper Nicolaj Christiansen]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: F
editor: SAGA Egmont
publicado: 2019-10-28T00:00:00+00:00

La verdad

—Ha pasado tanto tiempo.

Ronin se despertó lentamente. Estaba mareado. Le tomó un tiempo darse cuenta de dónde estaba. En la cueva. Había una fogata. Al otro lado de la fogata estaba Yeo, sentado muy quieto con la pluma en sus manos. Azami yacía junto a él. Estaba dormida pero viva, y la herida había sido curada.

Ronin busco a Gôsuto Mêkâ, pero la espada no estaba por allí.

—Fue mucho tiempo atrás, nublado, como un sueño. —Yeo miraba la pluma. —No, no fue un sueño. Fue real. Oh, no, ¿qué hice?

Ronin se sentó y llevó la mano hacia su cabeza. Había un bulto, pero aparte de eso, estaba bien.

—Mataste a mi padre. —Su voz era fría como el hielo.

Recién en ese momento Yeo se dio cuenta de que Ronin estaba despierto. Lleno de temor, miró al niño.

—Maté todo ese día. Morí ese día.

—Devuélveme mi espada y te brindaré el descanso eterno —siseó Ronin.

Yeo miró la pluma nuevamente.

—Siéntate, niño. Quizá aprendas algo. —Ronin sostenía la mano de Azami que ardía por la fiebre—. Escucha mi historia y luego podrás juzgarme, niño. —Yeo miró hacia el fuego—. Conocí a tu padre, Kozure. Era mi amigo. Yo era joven cuando comencé a servir al daimyo. Mi padre era un samurái común y yo quería ser más que él. Quería ser el mejor, así que todos los días y noches entrenaba. Por años, viajé viviendo del poco dinero que mi familia me había dejado. Entrené en cada ryû donde encontré un sensei y me convertí en el mejor Nippon con una lanza. Me aceptaron en el grupo de los cinco mejores samuráis. Estaba yo, Akama, Okami, tu padre, Kozure y Goseki. Servimos al daimyo más poderoso en Nippon. Todos sabíamos que íbamos a hacer grandes cosas. Éramos jóvenes y estábamos llenos de sueños. —Yeo sonrió—. Peleamos muchas batallas. Hicimos que el daimyo fuera más poderoso todavía. Las personas de este len lo hicieron bien. Éramos conocidos en todo Nippon como los Guerreros del Águila Dorada.

Yeo miró la pluma y suspiró.

—Los otros eran mayores que yo. Tenían esposas e hijos. Yo sólo tenía mi juventud. Pero el amor no conoce de piedad. Me enamoré, sabes, de la chica equivocada. Pero el corazón es más fuerte que la mente. Y cuando te enamoras, no hay un camino de salida. No podía comer, dormir o pelear. Mis pensamientos se reducían a ella. Cada respiración que daba era por ella. Mi corazón sólo latía por ella. Pero nunca podría ser mía.

Ronin no pudo evitar lanzarle una mirada a Azami, y correr un mechón de pelo de su frente con suavidad. Luego dijo, con una voz más suave aunque firme todavía:

—Continúa.

—Ella era la hija del daimyo y era la única razón de mi existencia. Y la peor parte era que también me amaba. Como yo, no podía dormir, comer. Pero no podríamos estar juntos, nunca. Yo era un samurái. Ella era la hija de mi daimyo. Al final, confié en tu padre, Kozure. Él entendió mi amor, porque amaba mucho a tu madre.

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